El pequeño Hojas lo miro directo a los ojos… se tenían frente a frente, y cada síntoma de enamoramiento emergió; no había espacio ni para una mínima duda: Él era con quien quería pasar cada segundo de su larga o corta vida y con quien se encontraría en la eternidad… Lo descubrió cuando menos se lo esperaba, no fue en una noche lluviosa ni por aquel hermoso parque; fue en la tarde y frente al espejo…
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