domingo, 1 de agosto de 2010

mi corazón también danzaba…

El niño Hojas iba por el lado derecho mirándolos, disfrutando de aquella experiencia, sonriendo y hasta sollozando de alegría; sintiendo que al ritmo de esos antiguos tambores su corazón latía, casi saliéndose del cuerpo. Todo creció aún más cuando le pidieron ayuda para cargar una parte de aquellos lindos tambores, sintiendo las ondas de los palos golpeando con fuerza, escuchando la música y presenciando todos aquellos bailes, sintiéndose parte de aquella hermosa creación…

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